La vida pública de Jesús comienza con su Bautismo en el río Jordán. Dios Padre revela que Jesús es su Hijo ungiéndolo para la misión de anunciar el amor de Dios y salvar a los hombres del pecado.

 

El Padre habla, el Hijo recibe el Bautismo y el Espíritu Santo, en forma de paloma, se posa sobre Jesús.

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Del pasaje del Bautismo se puede aprender una gran virtud cristiana: la humildad. Jesús fue humilde porque Él, aunque no necesitaba el Bautismo de Juan, que era un Bautismo de conversión para los pecadores, entró en el agua para mostrarnos que había venido a buscar a los pecadores. Lo hizo por nosotros. Se humilló por nosotros.

 

Los cristianos seguimos los pasos de Juan el Bautista y anunciamos sin miedo a Jesús, el Mesías, el Señor. En cualquier momento de nuestra vida cotidiana podemos anunciar a Jesús con valentía.

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¿Qué pasa en nosotros cuando recibimos el Sacramento del Bautismo?

Dios borra la mancha del Pecado Original, el pecado de Adán y Eva, y recibimos el Espíritu Santo, Dios mismo, en nuestro corazón. Entramos en la familia de Dios. Y recibimos la misión de Cristo para el mundo.

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¿Cuál es la misión de Cristo y nuestra misión?

• Escuchar, obedecer y amar a Dios.

• Llevar ese amor a nuestro prójimo para que también conozcan y amen a Dios.